miércoles, 6 de agosto de 2008

Lejos

Recién corté el teléfono con él, hacía mucho que no me llamaba. Fue lindo escucharlo, hacer que se pusiera celoso, hablarle de Bariloche y que me dijera que no quería que fuera, molestarlo un poco y escuchar los comentarios y las risitas de Erika de fondo.
A pesar de que llegó un punto en que entendí que tenía que dejar de llorarlos, los extraño cada día que pasa y la noticia de que van a comprar casa allá me puso tan triste... No me importa si es egoísta, yo los quiero acá, conmigo. Yendo al cine, almorzando juntos, comprando ropa, saliendo a pasear los fines de semana, yendo a ver y escuchando a Ricky Martin, viendo una película y comiendo golosinas cuando no hay nada para hacer un sábado a la noche. Quiero poder llamarlos cuando tenga ganas sin que la llamada salga cara, quiero poder mandarles un mensaje de texto cuando me aburro en clase, quiero que me pasen a buscar cuando no consigo a nadie para salir o cuando estoy deprimida.
Suena pesimista decir que no van a volver, ojalá algún día lo hagan; pero sé que están bien allá y me alegra saber que están juntos, al menos. Por el momento va a haber que conformarse con verlos dos o tres veces al año, lo cual no me alcanza, pero este tiempo me demostró que puedo soportarlo.
Me cuesta creer que esa distancia de diez minutos en auto que separaban mi casa de la suya, así como si nada, se convirtió en un viaje en micro o avión a través de la Cordillera. Más me cuesta asumir que las cosas no son como antes, pero el cariño... El cariño es exactamente el mismo, quizá un poco manchado de tristeza, pero sigue intacto.
Nos vemos a fines de septiembre.

2 comentarios:

aguus; dijo...

es feo extrañar ehh :(
qe andes barrrbaro !

agostina. dijo...

eii anita como va?
te firme tu faralag el otro dia jaja., lo encontre por medio del blog
te mando un beso, cuidate (: