lunes, 19 de mayo de 2008

Se necesita con urgencia una buena lluvia

Las lluvias regulan mi estado de ánimo. No se puede estar bien sin una lluvia cada tanto que te obligue a quedarte en casa, a tirarte en la cama a mirar la nada mientras escuchás el ruido exagerado de las gotas que golpean el techo y del viento que sacude las ventanas. Es indispensable tener esos momentos que te hacen pensar en todas las cosas que te pasan y terminan deprimiéndote y sacándote incontrolables lagrimones. Las lluvias son algo único, tan hermosas como los días de sol, o de mucho frío.
Realmente quiero que llueva. Pero, lejos de ser un capricho de una adolescente que disfruta el escuchar canciones lentas mientras mira como el jardín de su casa se va convirtiendo en un charco grande y verde, este deseo se convierte en necesidad al observar que desde el 12 de abril no hay ni noticias de un chaparrón.
Esto es alarmante, pero más alarmante es la respuesta que recibo de la gente cada vez que hablo del tema: "Uy, hace más de un mes que no llueve...". Sí, hace más de un mes que no llueve, pero no es lo más notable. Hay conflictos entre el campo y el gobierno y, como si fuera poco, las vacas y otros animales se mueren porque no tienen comida. No tienen comida porque no hay pasto, no hay pasto porque no llueve. Estamos en el mes de mayo, pasando mediados de mes y andamos en musculosa y pantalón corto porque ¡la temperatura máxima es de 30 grados!
Señoras y señores, si esto sigue así dentro de un par de años no van a existir las camperas, los buzos y los swéters, porque no los vamos a necesitar. Nos estamos cocinando de a poquito. El calentamiento global avanza de manera desorbitante, pero lo podemos frenar.
Tomemos conciencia.

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