martes, 24 de junio de 2008

Y como pega papel con papel

Elizabeth:
Chica de humor ácido, timidez extrema y escasas palabras.
Una genia, apasionada de la Voligoma.

Elizabeth María de los Milagros, te quiero muchísimo!
¡Feliz cumpleaños!

lunes, 23 de junio de 2008

Los responsables de mis mañanas más felices

A esta altura surge el miedo de si nos vamos a seguir viendo o no. Con algunos de ellos realmente tengo miedo de dejarnos de ver cuando termine este año, con otros supongo que nos vamos a juntar y con poquitos tengo la certeza de que nos vamos a seguir viendo, ya sea por el tipo de relación que tenemos o porque vamos a estudiar juntos.
El punto es que a todos de alguna forma los voy a extrañar. Porque no los voy a tener para entrar tarde a la escuela, a la hora en que ya nos ponen ausente por tarde, por el simple echo de no entregar el cuaderno; porque no los voy a tener en cada hora de clase ni en cada recreo; porque no voy a tener esos lunes de actualización de todo lo sucedido en el fin de semana; porque probablemente no los vea todos los días y porque no los voy a ver en el Normal.
Ojo, esto no es una despedida, de hecho falta más de medio año para esto que me da tanto miedo y tanta angustia y sería un poco exagerado, y hasta masoquista diría yo, ya estar despidiéndome, pero las conversaciones últimamente desembarcan en el egreso, en el clásico "que no se corte". Además, es algo que da vueltas en mi cabeza a diario y no puedo evitar ponerme a pensar en qué va a pasar.
Pero más allá de eso, dejando de especular con el futuro, yo simplemente les quiero contar que a las personas que aparecen en las fotos de la izquierda las quiero muchísimo, porque son gente especial, porque comparto miles de cosas con ellos, porque me acompañan todos los días, porque me hacen bien, porque son los recuerdos que me quiero guardar de esta etapa (sigamos o no viéndonos) y, básicamente, porque son mi secundaria y estoy feliz y orgullosa de eso.
Hoy, lunes 23 de junio del 2008, yo, Anita Lucía Rosso Coppola, prometo, juro y aseguro que cuando termine el año voy a hacer todo lo posible por seguir viendo a todos ellos.

domingo, 22 de junio de 2008

La lechuza

Domingo, 22:44 hs. Ya comí, ya me bañé, ya hice todo lo que tenía que hacer para mañana.
Siempre me ando quejando de dormir poco, de estar cansada, de tener sueño. Vivo reclamándole a mi mamá que nunca nos vamos a dormir temprano; pero no, la que no se va a dormir temprano soy yo.
¿Por qué no me voy a dormir ahora? No sé, pero me resulta imposible ir a la cama sin dar vueltas. De repente me agarra hambre, me dan ganas de escribir... La causa es lo de menos, siempre encuentro alguna excusa, ya sea original y novedosa o esúpida e inútil, que me impide concluir mi jornada. El punto es no ir a acostarme.
No sé por qué tengo esa manía, costumbre, hábito; no sabría cómo llamarlo. Es todo un problema, no puedo manejarlo. No entiendo si se debe simplemente a un incremento de energías a estas horas o a un deseo de que no termine el día, pero lo que sé es que seguro que si decido contar hasta tres e irme a dormir de una vez por todas, voy a descubrir que tengo que solucionar alguna otra cosa antes.
En fin, ahora son las 23:06 y veo que esto no me lleva a nada; sólo escribo un texto que a la vez me está sirviendo de excusa para no irme a la cama y dejarme de dar vueltas.
Así que chau, me voy a no dormir...

sábado, 21 de junio de 2008

Té con limón y caramelos de miel

Tenía muchos planes para el fin de semana y tuve que cancelar todo a causa de un caso gripal poco grave y muy molesto. Me pica la garganta desde el miércoles pero esa sensación horrible fue creciendo y ahora tengo un dolor que me hace hablar como Mostaza Merlo. Uso paquetes y paquetes de carilinas a diario. Me cuesta respirar y es imposible que pase una gota de aire (no sé por qué digo así, si el aire no se mide en gotas) por mis fosas nasales. El té con limón y los caramelitos de miel me asquearon. Mirar tele, leer libros y quedarme en la cama, que es lo que quiero todo el tiempo y siempre me quejo de no tener tiempo para hacerlo, ya me cansó.
Quiero levantarme y salir, quiero ir a ver a cantar a Maxi. Pero sobre todo, quiero dejar de ser tan exagerada porque al final me termino creyendo todo lo que le digo a mi mamá que me pasa.

jueves, 19 de junio de 2008

Jesus Vs. The Beatles

"Christianity will go. It will vanish and shrink. I do not know what will go first, rock 'n' roll or Christianity. We're more popular than Jesus now. Jesus was all right, but his disciples were thick and ordinary."

John Lennon, 4 March 1966.

miércoles, 18 de junio de 2008

Poder (o saber) elegir

Segunda sesión de terapia y una nueva conclusión: mi vida es mía y una de las cosas que hacen que eso sea así, es la facultad que tengo de tomar decisiones. El decidir siempre lleva consigo una elección y el elegir implica un crecimiento. Este crecimiento consiste en descubrir qué es lo que me hace bien y aceptarlo, para que recién ahí lo puedan aceptar los demás.

martes, 17 de junio de 2008

No te juntes con esa chusma

Yo soy chusma, lo admito; pero hay gente que es muy chusma, demasiado chusma, chusma en exceso, diría yo; y creo que el Normal 1 es un criadero de esa clase de personas.
No entiendo cómo pueden encontrar tan apasionante la vida de los demás. Yo sé que algunas cosas que les pasan a la gente son curiosas y hasta confieso que alguna vez me resultó interesante saber algo sobre alguna persona, pero tampoco la pavada.
¡A vivir nuestras propias vidas y dejar de meterse, investigar, especular y hasta inventar sobre la vida y obra de los otros!
Será posible, che....

(¿Se nota que anda corriendo un rumor falso sobre mi persona? Ja, ja)

lunes, 16 de junio de 2008

Problemitas

El viernes pasado empecé terapia oficialmente (digo oficialmente porque ya había hablado con la psicóloga un par de veces antes). Hace bastante entendí que los psicólogos no eran cosa de locos (aunque todos tenemos un poco de locura), pero nunca imaginé que yo iba a ir alguna vez. El tema me causaba bastante intriga, a pesar de que era por un asunto puntual.
En fin, después de que la novedad diera innumerables vueltas en mi cabeza, el viernes salí de gimnasia, me encontré con mi papá y fui en auto hasta Caballito. El tránsito estaba particularmente en mi contra y pasadas las seis y media de la tarde, llegué al consultorio. Me paré en la puerta, toqué el timbre del tercer piso y unos instantes más tarde entré. Pedí disculpas por mis minutos de retraso y nos pusimos a charlar. Aclaramos algunas cosas: por qué iba, qué expectativas tenía, para qué servía, de qué se trataba y si me molestaba ir al mismo lugar que mi hermana. Hablado eso, el clima ya se había relajado y sentí una extraña confianza para hablar cualquier cosa y decir lo que se me antojara.
Fue una sesión de un poco más de una hora y yo iba por un problema en particular, pero ni siquiera tocamos el tema. No me molestó, es más, creo que en realidad fue porque había asuntos más importantes que me tenían preocupada.
De lo primero que hablamos fue de algo que hacía tiempo que andaba rondando por mi cabeza pero que siempre había apartado y nunca creí que tuviera tanta importancia: la pregunta "¿Qué vas a ser cuando seas grande?".
¿A quién no se la hicieron alguna vez? A decir verdad, en este momento me siento bastante lejos de "ser grande", pero estoy a pocos meses de terminar quinto año y supuestamente ya tendría que saber qué voy a estudiar. De chica siempre dije que iba a ser médica, después me incliné para la rama de la Biología y ahora, no sé qué hacer.
Decidir a qué me quiero dedicar el resto de mi vida me parece una decisión bastante importante como para tomarla a la ligera y, si bien sé que puedo cambiar de opinión en el camino y puedo estudiar muchas cosas a lo largo de mi vida, lo que a mi me interesa es encontrar mi vocación. Quiero descubrir lo que quiero estudiar, de lo que quiero trabajar. Quiero sentir que estoy haciendo algo lo mejor posible, dando todo de mí por eso y desarrollando aquello para lo cual nací. El problema es que no tengo la más mínima idea de cuál es esa vocación. Por eso ahora, si me preguntan "¿Qué querés ser cuando seas grande?", yo les contesto "No tengo idea".
Otro problema que tengo es la mala costumbre de pretender que tengo la vida organizada, cuando en el fondo sé que lo que menos hay en mi vida es organización. Tiendo a planear todo: a qué edad me voy a recibir, con quién me voy a casar, cuántos hijos voy a tener... Y no lo hago sólo con mi vida a futuro, tengo una especie de "borrador" para cada cosa que hago. Es bastante complicado, porque naturalmente, las cosas no siempre salen como yo quiero y casi todas las estructuras que armo se desmoronan.
Basta, no quiero hacerlo más, me hace mal. NO a planear todo. NO a prentender que todo salga perfecto. Al fin y al cabo, las cosas que llegan de improvisto, sin que las busquemos; son las que constituyen cambios más grandes y las más importantes. Por eso: SI a dejar que las cosas se den, SI a que la vida nos sorprenda y SI a dejarnos sorprender.

domingo, 15 de junio de 2008

El hombre de mi vida

El sábado a la noche en un bar le dije a alguien que lo más importante del mundo era tu papá. Y claro, ¿cómo no voy a pensar eso con el papá que tengo?
Gracias por ser el más gracioso, el más gritón, por hacer tantas boludeces, por no poder retarme nunca, por hacer que me enoje todo el tiempo con vos, por molestarme continuamente, por despertarme y prepararme el desayuno todas las mañanas, por reirte de mí, por estar tan loco y por ser el papá más copado.
Simplemente, te amo.
¡Feliz día, pá!

jueves, 12 de junio de 2008

Vamos las pibas

Hoy, como todos los jueves a partir de ahora, después de una clase de Educación Física tan buena como de costumbre, almorcé con Maxi en el buffet de la escuela. Cuando terminamos de comer, entre risas, gritos y chistes con los de la mesa de enfrente, él se fue al taller de cine y yo a entrenar. Caminé las cinco cuadras que hay entre la escuela y la parada del colectivo y cuando llegué el 146 estaba en la esquina. Subí y me senté, lo cual podría ser considerado como un milagro. Estaba de buen humor, las cosas estaban saliendo bastante bien (excepto por mi pelea con Viccini por ponerme un 6 en el trimestre cuando me saqué 8 en la prueba) y me dieron ganas de leer. Busqué el libro que estoy leyendo adentro de mi mochila pero me lo había olvidado. "No importa" pensé y saqué un papelito doblado en cuatro que tenía en el bolsillo. Me lo había dado una chica de la escuela y convocaba a una marcha. Lo empecé a leer y cuando iba por la tercera o cuarta línea, la señora que estaba sentada al lado mío me pregunta: "¿De qué teatro es eso?", "¿Qué?", le pregunté. La mujer había creido que, por las ilustraciones, se trataba de un folleto de una obra de teatro. Le expliqué que me lo habían dado en la escuela, una chica que pertenecía a una agrupación de estudiantes y le conté brevemente lo que decía: "Reclaman gas y calefacción en las escuelas, parece que Macri dice que no hay plata, por lo tanto no puede invertir en solucionar estos inconvenientes. Proponen hager una especie de marcha (creo) para que los escuchen". "Bueno, deciles a esos chicos que para respaldar su reclamo le digan a Macri que con la plata con la que piensa ampliar dieciséis veredas de Palermo para que los restaurantes puedan poner más mesas en la calle, ponga gas, calefacción y mejore las condiciones edilicias de las escuelas. Díganle, también, que con lo que él arregla dieciséis veredas, podría solucionar los problemas en como mínimo treina y dos escuelas y que para las restantes, use la plata que invierte en poner bancos inútiles en calles como Uruguay, por donde pasan cantidades enormes de gente, que lo que menos hace es sentarse" me contestó. Yo le respondí con un simple "Bueno, señora" y una sonrisa. La siguiente media hora de viaje no dejó de hablarme ni un segundo. Sobre Perón, Rosas, Urquiza, Menem, De la Rúa, Kirchner, Cristina, D'Elía y demás políticos. Me manifestó su enojo con el gobierno y, en pocas palabras, me explicó que estamos en manos de rusos, chinos, suecos y armenios. Resultó ser que la mujer era una profesora de Historia que criticó a mis profesoras de Biología porque yo no sabía quién había creado no sé qué vacuna. Ni me gasté en decirle que estaba cursando un bachillerato con orientación en Ciencias Biológicas y que mejor no opinara sobre mis profesoras porque ella enseñaba Historia y no Biología, me pareció que no tenía sentido. En fin, la señora se llamaba Estela y me enseñó algunas cosas que yo no sabía. Como no tenía pensado dormir en el viaje, no me molestó su charla; es más, por momentos era divertido ver cómo se emocionaba hablando sobre la sociedad de hoy en día, los labios cada vez más grandes de Cristina Kirchner y las opiniones de su abuelo sobre Perón y Sarmiento. Fue un viaje interesante y Estela me estaba cayendo bastante bien, hasta que me dijo "La idiota de Cristina que compra todo en Estados Unidos, el imbécil de Menem que vendió el país y el estúpido de Fernando De la Rúa que está orgulloso porque su hijo, que es más tarado que él, se va a casar con la degenerada esa de Shakira, que es una ordinaria que canta obsenidades y anda desnuda bailando como una sucia por todos lados...".
Estela, usted no entiende que Shakira es una diosa, no una degenerada. Antes de hablar de ella, escuche una de sus canciones, porque por lo que dice, es evidente que nunca escuchó ninguna. Shakira es la única cantante que reúne a todas las chicas y no hay adolescente a la que no le guste su música. Así que Estela, se mete con Shakira y se mete con todas, ¿entendió?

martes, 10 de junio de 2008

Cecilia

Aunque no estemos atravezando el mejor momento, no podía dejar pasar el día de hoy sin destacar de alguna manera a una persona tan importante para mí, que influye tanto en mis decisiones y en mi estado de ánimo y a la que veo prácticamente todos los días de mi vida.
Hoy, martes 10 de junio, es el cumpleaños número 27 de la mejor entrenadora que tuve y, si no me equivoco, tuvimos.
No tengo más que agradecimiento, admiración y una montaña enorme de cariño para ella. Es la que me devolvió las ganas de hacer gimnasia y me enseñó a disfrutar el deporte de otra manera.
Es, además de una entrenadora, una amiga a la que le podemos contar absolutamente todo.
Feliz cumpleaños a ella.

lunes, 9 de junio de 2008

Etapas

Es lógico, a medida que crecemos, cambiamos. Siempre hay cosas que se mantienen, pero muchas otras evolucionan y nos hacen mejores personas, o simplemente seres diferentes de lo que éramos.
Podemos cambiar en tantos aspectos... Las relaciones cambian, la manera de pensar, de actuar, los intereses, los tiempos y las costumbres, entre otras cosas. Pero lo que me hace pensar y escribir hoy son, principalmente, los cambios de intereses.
Creo que no hace falta decir que estoy en una edad llenísima de cambios y, aunque suene a frase hecha, no lo digo porque lo dicen todos; realmente estoy viviendo la adolescencia en carne propia y puedo asegurar que los sentimientos de verdad están a flor de piel y los cambios se dan de la noche a la mañana, de un segundo para el otro. Por supuesto, los intereses cambian. Ya no buscás las mismas cosas que buscabas a los 10 años, ni a los 13 y probablemente tampoco busques lo mismo que hace un mes. Eso me parece normal, porque creo que lo que en realidad estamos buscando es nuestra identidad. Es natural probar cosas y descubrir que no nos sirven, entonces probar con otras, y así sucesivamente.
Son etapas que hay que pasar. De repente lo que más te interesa, deja de ser tan importante y pasás a dedicarle tu tiempo a otra cosa. Entonces no es sólo un cambio de intereses, es también un cambio de prioridades. Y nada deja de ser importante, simplemente las cosas ocupan otro lugar, y está bien.
Decidí cambiar algunas cosas de mi vida que me están haciendo mal y creo que es mejor dejarlas atrás. Creo que va ser para mejor el cambio, al fin y al cabo, un cambio siempre viene bien.
No quiero reproches ni enojos, simplemente necesito algo diferente. Y, lo más importante, que no me voy a arrepentir, porque arrepentirse de lo que se está convencido es absurdo.
Yo, por mi parte, estoy convencida de que hay cosas que no quiero más y otras que las quiero de otra forma. También sé que hay cosas nuevas que quiero probar y momentos que quiero disfrutar al mámixo; me quedan meses para terminar la escuela secundaria y, esté bien o esté mal, eso es lo que más me importa en este momento.
Es difícil desplazar a un segundo plano algo que ocupó un lugar tan importante en tu vida por tanto tiempo, pero prefiero verlo así: son simplemente etapas que fueron lindas, pero que fueron, y no van a volver.

domingo, 8 de junio de 2008

Si los amigos se cuentan con los dedos de la mano, entonces ustedes ocupan tres de mis dedos. Los quiero con todo mi corazón.
Gracias por una noche tan linda.

sábado, 7 de junio de 2008

Pogo

jueves, 5 de junio de 2008

Pasado, presente, futuro

A pesar de que casi siempre los recuerdos de la infancia traen aparejado un dejo de melancolía, me gusta acordarme de las cosas que hacía, decía o que pasaron cuando yo era chica. Darme cuenta de cómo voló el tiempo, de las cosas que quedaron atrás, especular con cómo hubiese sido algo si yo actuaba de otra manera y hasta reirme de los amores pasados a veces me dejan esa sensación de no querer que el tiempo siga pasando.
Ahora, haciendo un repaso por algunas partes de mi niñez, se me vienen a la mente muchas cosas: cómo me vestía, la música que escuchaba, qué me gustaba hacer, la escuela, los amigos. Y claro, en este momento en lo primero que pienso de mi infancia es en el período entre los 9 y los 12 años, el tiempo que estuve en la escuela Leopoldo Lugones. Fueron tiempos raros, muchos cambios y bastantes cosas feas, pero también tantas buenas, que alcanzan no sólo para compensar, sino también para superar todo lo malo.
Recreos, juegos, figuritas, excursiones, cumpleaños, almuerzos, meriendas, salidas, pijama-parties, bailes, maestros, chicos, peleas. Son innumerables las imágenes que se apilan en mi cabeza, pero no es por eso que estoy pensando en la Lugones. Pienso en la escuela de Juramento y Cereti porque es ahí donde, el primer día de 4° grado, conocí a Emily, una chica que era nueva igual que yo. Ella, que con sus chistes y sus risas me alegró hasta en los momentos más tristes y me hizo sentir acompañada y respaldada cuando todos me hacían sentir lo contrario, es mi amiga de la infancia. Ella, que me hacía unas cartitas hermosas y me invitaba a su casa a dormir, es la responsable de mis recuerdos más lindos y anécdotas más graciosas. Ella, que se instalaba en mi casa todo el fin de semana (admito que yo también lo hacía en la suya), es una de las personas más indispensables en mi vida; porque aunque nos veamos muy poco, con suerte tres veces por año, hablamos casi a diario para mantenernos al tanto de nuestras vidas y, cuando no es así, nunca falta un "Te extraño" o un "Te gabeo chuchi" por mensajito.
Emily, simplemente te amo y no hace ni falta que te diga la importancia que tenés para mi persona. Creo que alcanza con decirte que sos mi pasado, sos mi presente y mi futuro, también.

miércoles, 4 de junio de 2008

Vamos y venimos, desde primer año hasta ahora siempre fue así.
Nos llevamos bien, nos llevamos mal. No nos separamos, no nos soportamos.
Nos peleamos, nos amamos, pero siempre juntos.
Cuando las cosas con ustedes están bien, yo estoy bien.
Estos son buenos tiempos, que duren.
Los amo.
Me quedé pensando en una charla que tuve ayer con alguien que me dijo que estaba mal porque sentía que de todos los amigos que supuestamente tenía, sólo dos o tres eran de verdad, porque creía que la gente es falsa y porque no entendía a las mujeres.
A esta altura ya aprendimos que no todos nuestros supuestos amigos son incondicionales y muchos de ellos dicen cosas que no nos gustan a nuestras espaldas. Cuando nos enteramos de esas cosas o cuando nos damos cuenta de que no eran como nosotros pensábamos, lógicamente nos sentimos mal, pero hay que verle el lado positivo. Cuando eso pasa, primero que nada, ya sabemos que esa persona nos puede hacer pasar ratos lindos, pero no nos sirve como amigo y, lo más importante, aprendemos a valorar un poco más a aquellos que sí nos quieren de verdad.
Que la gente es falsa no es novedad, hay de todo en todos lados, pero lo bueno es poder diferenciar entre los que queremos cerca y los que no y, principalmente, decidir cómo queremos ser nosotros.
No entender a las mujeres es algo de lo que muchos se hacen cargo. Yo tampoco entiendo a las mujeres, ni a los hombres... y mucho menos me entiendo a mí, por eso no me quejo. No es una cuestión de entender, es simplemente estar bien. Estar bien con uno mismo para después poder estar bien con los demás; y si hay alguien que te hace estar particularmente bien no hay que entender nada, hay que sentirse bien y punto.
No es muy difícil dar esas reglas para la vida pero ¿yo las cumplo? Tengo que admitir que no voy por la vida pensando cómo estoy haciendo las cosas, dudando de las personas que me rodean y planteándome si todos mis supuestos amigos me valoran y me hacen bien. Mucho menos me guío simplemente por estar bien. Pero creo que realmente sé quienes me quieren y a quienes puedo llamar "mis amigos". Esos no son a los que quiero tener cerca todo el tiempo, son a los que quiero tener cerca cuando no me siento cómoda con nadie o cuando tengo ganas de llorar. Son a los que extraño a todo momento, de los que no tolero no saber nada y los que me contagian su alegría cuando están bien y su tristeza cuando están mal. Son los que hacen que cuando me pongo a pensar en lo importantes que son para mí, me agarre una cosa en la panza y no pueda creer que ocupen un lugar tan grande dentro de una persona tan chiquita como yo.
Y no importa si se cuentan con manos y pies, con las dos manos, con una mano sola o si necesitamos simplemente dos o tres dedos para enumerarlos, lo importante es saber que, sean cuantos sean, están ahí.

lunes, 2 de junio de 2008

Creciste

Este último tiempo me pasó de todo. Muchos cambios, muchas decisiones, muchas cosas nuevas, cosas no tan nuevas que vuelven a aparecer, algunos miedos. Suele pasar: te pasa una y te pasan todas.
En esos casos es común cambiar de humor fácilmente, pelearse con medio mundo, unirse mucho a algunas personas, estar angustiada constantemente, deprimirse, sentirse sola, llorar...
Y de repente te das cuenta de que no estás tan sola, te sorprendés contándole tus problemas a alguien con quien nunca te hubieses imaginado que ibas a hablar, que te da visiones nuevas de las cosas. De repente te estás riendo con tus amigos, cambiás la música triste por una que te obliga a cantar y a moverte. De repente volvés a tener ese tiempo, del cual te quejabas no tener, y elegís salir en vez de quedarte dándole mil vueltas a las cosas, preferís ver una linda película que tirarte a mirar el techo. De repente caés en que, sin darte cuenta, ya superaste todas esas cosas que tanto te asustaban. Y te sentís grande, te sentís completa, te sentís bien. Así, como si no hubiese pasado nada, ya atravezaste todo eso que creías que era imposible y como si fuera poco, estás sana y salva.
Creciste. Simplemente creciste. Y saliste tan increíblemente bien que te sorprende que crecer sea tan fácil.
No, crecer no es fácil, pero acompañada de gente que te quiere, que se preocupa por vos y que te hace ver que no estás sola ni en la peor situación, crecer es menos difícil.

domingo, 1 de junio de 2008

Concepción del Uruguay 2008


Hace casi dos horas el micro en el que volvimos de Entre Ríos llegó a Retiro.
El viaje fue genial, no encuentro otra palabra para describirlo. Todo salió bien, no cambiaría nada.
No voy a contar cada detalle, pero menos mal que fui. Igualmente no puede ser que me tengan que insistir para que haga algo que supuestamente hago o debería hacer por placer, habría que plantearse qué está pasando. Pero en fin, eso es otro tema.
Chicas son increíbles. Gracias por este nacional y por todo, realmente las quiero como a pocas personas.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Otra vez lo mismo

Que mi espalda es un nudo no es ninguna novedad. Ya estoy cansada de que mi mamá me diga "Anita ponete derecha" y cuando lo muevo, mi cuello hace más ruido que mi hermano cuando come. A eso se suma el nudo que tengo en la boca del estómago, las náuseas y los dolores insoportables de cabeza que tengo hace casi una semana. Encima, pruebas todos los días.
Soy un metro y medio de puros nervios y estrés y todo por un torneo. Supuestamente tendría que ir a pasarla bien y con ganas de competir, pero no puedo. Otra vez me está pasando lo mismo, se acerca un nacional y, en vez de disfrutarlo, lo sufro desde que empieza hasta que termina. Ya no sé si es un problema mío, de las entrenadoras o del grupo, ya me cansé de escuchar a la gente que opina sin saber, no quiero un consejo más. Estoy harta de que me digan cómo tengo que hacer para superarlo y que nada me sirva, cansada de hablar con psicólogos y que sea al pedo.
Mañana nos vamos a competir a Entre Ríos. Quiero ir y sentirme bien, no quiero deberle nada a nadie y no quiero reproches.
Más allá de todo, tengo que reconocer que tengo a las mejores compañeras y que me hacen sentir mejor que nadie. Gracias, chicas. Y gracias a mamá también, que me está bancando tanto con todo esto.